martes, 27 de agosto de 2013

Madre





Madre


Oh, esencia de mis carnes,
chispa interior de mi existencia,
duende que corres por mis venas,
por qué me causas esta pena,
sabiéndote en mí,
sabiendo que la partida
al no se vuelve
es ley de vida para todos
inevitable arbitrio
que firmamos al nacimiento
y un día impreciso…
¡Lo dioses te reclaman!
Por qué, madre, en la menoría,
tu sonrisa;
por qué tu voz, tu imagen;
tu olor a yerbas,
¡tus silencios!
siguen aquí, abriéndome la herida,
clavándome puñales.


Badajoz a tanto de tantos
José Manuel Ferrera Boza




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